Eva Laín, la española que está a punto de revolucionar la minería

Eva Laín, la española que está a punto de revolucionar la minería

Es joven, madrileña y doctora en Biotecnología por la Universidad de Cambridge, con especialidad en electroquímica. Su sistema patentado E-LIX, que permite la producción verde de cobre y zinc puros a pie de mina y que se pone en marcha en Riotinto antes del verano, podría representar toda una revolución en la minería, haciendo rentables cientos de yacimientos que no lo son.

 

La idea que tuvo Eva Laín está a unos pocos meses de hacerse realidad. Nos lo explica de forma sencilla: "Cuando se extrae cobre en Riotinto, el mineral en cabeza contiene un 0,5% de este metal. Lo concentran hasta aproximadamente el 23% y este concentrado es lo que la mina exporta. Se lleva directamente al puerto y, de allí, habitualmente a Asia, donde lo funden y finalmente se produce el metal. Con mi sistema, el concentrado entra directamente en nuestro proceso y obtenemos metales puros como producto final a pie de mina, sin necesidad de transportar el mineral a ningún sitio".

Un proceso que se ha demostrado ya viable en laboratorio, en una planta piloto pequeña, en una planta piloto grande y, antes del verano, empezará a funcionar la primera línea industrial para producir hasta 10.000 toneladas al año de cobre y zinc puros.

Las ventajas económicas están claras, tanto en ahorro de los costes como en creación de puestos de trabajo en la zona -"si sale todo bien, sería una revolución desde Sevilla hasta Portugal, se revitalizarían minas, se abrirían nuevas y se reabrirían otras ya cerradas, en definitiva, incrementaríamos la actividad económica de esta zona, generando nuevos centros y puestos de trabajo y ampliaríamos la cadena de valor, ya que todo empezaría y terminaría en casa, produciendo cobre y zinc marca España", apunta Eva-. Además, recalca, es un proceso verde porque "quienes tenemos la posibilidad de contribuir a dirigir el cambio somos responsables de hacerlo en verde. El proceso E-LIX es vertido 0, huella de carbono 0, y seguro y cómodo de operar".

Estudiante modélica

Pero ¿cómo ha llegado hasta aquí? Para empezar, ¿qué tiene de atractivo la electroquímica para que alguien le dedique su vida? "Está en el día a día", dice Eva Laín, "más cerca de lo que pensamos, en la respiración, en las transmisiones neuronales del cerebro, en el móvil, en el ordenador...".

¿Y cómo se entra en Cambridge para hacer un doctorado? Con muy buenas notas, ¿no? "Es una institución muy competitiva a nivel mundial, se necesita algo más. Además de un expediente brillante, que sea fuera de lo común, hay que poseer un perfil especial y completo. Por ejemplo, fui medalla de bronce en la Olimpiada de Física en el Bachillerato, me gusta mucho el deporte, toco el violín y el piano, hice voluntariado en Mozambique...".

Un gran sacrificio

Queda claro que el currículum de Eva Laín es extraordinario, pero se necesita algo más para erigirse en la figura que podría cambiar el curso de la minería en todo el mundo. Y también mucha modestia, porque llegó a esto "por causalidad", dice, pero recorriendo un camino que ella define como "muy duro" durante el cual ha realizado un "esfuerzo titánico".

En primer lugar, tuvo que abandonar la vida "cómoda" que llevaba en el Reino Unido -"allí tenía amigos, novio, impartía clases..."- en 2015 y mudarse sola a Aracena, en Huelva. Contactó con tres minas para contarles su descubrimiento en laboratorio y las dos primeras la rechazaron. "La tercera me cedió un banco en su laboratorio y yo misma me compré los materiales que necesitaba en Leroy Merlín. No me pagaban y me gasté todos mis ahorros en esto".

Pero las cosas fueron bien y tres años después ya recibió financiación y préstamos por parte de los propietarios de la mina, de forma que en 2019 fundó su empresa, Lain Tech. "Pagué un precio personal muy alto. Mirando atrás me siento muy orgullosa de lo que he conseguido. He tenido que arremangarme, hacer de todo, ha sido un trabajo brutal", afirma Eva.

Comienzos difíciles

Además de lo que puede suponer que Atalaya, una de las grandes empresas mineras del mundo, se interese por lo que intenta demostrar una joven que se sienta en una esquina del laboratorio, ser mujer tampoco le ayudó al principio. "Las minas, la construcción, tradicionalmente son sectores muy masculinos. Vieron llegar a una chica joven que hablaba deforma sosegada..., era como un cerdo volando, les rompía todos los esquemas. En los primeros momentos me costaba que me respetaran, pero cuando la gente ve que las cosas salen bien y que controlas, te ganas el respeto porque se dan cuenta de que sabes. Pero sí, he tenido que hacerme valer".

Eva Laín no parece una líder de ordeno y mando. Ella misma define su liderazgo como orgánico, es decir, "las necesidades del proyecto van marcando mis exigencias. Eso sí, me gusta que los integrantes de mi equipo sean felices, y se sientan cómodos e ilusionados con el proyecto. Somos una familia".

¿Pero nunca un golpe en la mesa? "También hay que exigir, pero siempre desde la motivación y la ilusión, explicando por qué es necesario lo que estoy pidiendo. Pero tenemos muy buen ambiente, imprescindible porque no podría recorrer yo sola el camino".

El futuro de Eva

Cuando todo arranque, Eva querría tomarse "un respiro". ¿Y más adelante? "En un mundo ideal me gustaría tener una empresa para desarrollar nuevas ideas, ser pioneros en la solución de retos científicos a través de la tecnología", asegura. ¿Tiene alguna idea ya? "¡Tengo unas cuantas ideas chulas que estoy deseando desarrollar, sí!".

Tras hablar con Eva sospechamos que lo conseguirá si se lo propone. De momento, ella -en junio pasado recibió el Premio Inspiring Girls- se despide con un mensaje para sus congéneres: "Quiero animar a todas las chicas a que tengáis inquietud por la ciencia y el emprendimiento, a que soñéis en grande, porque con ilusión, coraje y mucho trabajo a menudo los sueños se hacen realidad. Solo quienes se arriesgan yendo lejos descubren lo lejos que se puede llegar".