El progreso dependerá de la minería que hagamos hoy

El progreso dependerá de la minería que hagamos hoy

El sector requiere un apoyo decidido de la Administración.

 

La minería andaluza tiene un panorama de lo más esperanzador, con unas perspectivas superiores a las que se dieron hace más de un siglo cuando nuestras piritas cobrizas eran las más demandadas a nivel mundial para disponer del ácido sulfúrico necesario en la fabricación de fertilizantes, así como para suministrar el cobre que demandaba la industria emergente y el nacimiento de las primeras redes eléctricas. Es evidente la necesidad de cubrir la demanda de las materias primas que den respuesta a las exigencias de un progreso que ya tenemos encima. Minerales fundamentales, estratégicos y críticos, así como las tierras raras que proporcionan metales para la transformación energética o la digitalización son factores en los que la humanidad debe volcarse si queremos que dicho progreso se materialice. España —y Andalucía en gran medida— disponen de muchos de esos recursos necesarios. La Faja Pirítica es un regalo que nos concedió la naturaleza, y que lleva siglos aportando metales imprescindibles para el desarrollo de la industria desde tiempos inmemoriales.

Ante un panorama tan prometedor hay que preguntarse qué pasará si no aprovechásemos esta oportunidad, y la respuesta es clara: las futuras generaciones nunca nos lo perdonarán. Un desarrollo industrial que tenemos al alcance de la mano para la creación de miles de puestos de trabajo de alto nivel tecnológico y salarial, y ser el destino de elevadísimas inversiones económicas. Dicho escenario no es una exageración, es una realidad que —si se dieran los factores que se tienen que dar— debería estar ya plenamente en marcha. Desgraciadamente, no es así.

Valorando positivamente la labor que han efectuado los gobiernos en Andalucía, tanto en la etapa anterior como en la actual, hubo una realidad constatable, como fue el cambio del criterio europeo (en 2010) respecto a las materias primas, hecho determinante para ayudar a superar la crisis del 2008, y que establecía la necesidad de retomar el aprovechamiento de los recursos mineros de nuestro continente. Ese cambio fue aprovechado por la Junta para dar impulso a importantes proyectos, que han situado a nuestra minería a la cabeza de la española de forma clara, con más del 40% del total del valor de la producción nacional, y el 25% del empleo.

Las explotaciones de Cobre las Cruces, Minas de Aguas Teñidas y Rio Tinto están en la mente de todos, así como la valiente decisión de impulsar el nuevo proyecto de aprovechamiento del yacimiento de Los Frailes, en Aznalcóllar. Decisión valiente por su situación jurídico-administrativa y social, aunque —lamentablemente— la misma todavía no se ha visto coronada por el éxito, si bien se siguen dando pasos, no exentos de dificultades. Requiere, como en muchas ocasiones, de la continuidad de dar apoyo a una Administración que, como tal, tiene el mandato de velar por el impulso de la industria para el desarrollo de esta sociedad. Una característica común a las empresas mineras españolas es su compromiso con la seguridad en las labores de operación y con la prevención de la salud de sus trabajadores, lo que las sitúa en cabeza respecto a las que se practican en otras partes del mundo.

El gobierno autónomo prometió volcarse con el sector industrial y con el sector minero, ante sus buenas perspectivas, y valorando la importante labor efectuada por ambos sectores a la hora de luchar contra el Covid-19. Al final, han sido más las promesas que las realidades. Muchos proyectos mineros esenciales siguen atascados, la simplificación administrativa prometida sigue sin ver la luz, no se impulsan con la fuerza necesaria la exploración y la investigación que nos permitirían conocer el alcance de nuestros recursos, y la administración minera está bajo mínimos en unos momentos en los que debería estar bajo máximos.

Andalucía es la tercera aportadora al PIB nacional, mientras figura en la misma posición —pero al revés— en cuanto a PIB per cápita. La industria ha sufrido un desmantelamiento progresivo, suplido parcialmente por el aumento del sector agrario, y del sector de servicios, ambos con niveles salariales inferiores y con una mayor temporalidad. Es fundamental retomar la senda de la industrialización como motor de bienestar de nuestra sociedad. Y, dentro de ella, la del aprovechamiento de los recursos mineros que hagamos hoy debe tener un papel relevante. Es imprescindible que nuestra Administración tome verdadera conciencia de que no basta con los planteamientos actuales ni con promesas de actuación a medio y largo plazo. Hay que poner en marcha una administración minera preparada, ágil, y capaz de tomar decisiones valientes dentro del cumplimiento de la normativa en vigor, e incluso liderar la adecuación de la misma a las necesidades reales de nuestra sociedad. El momento de actuar es ahora. Por ello, desde el Colegio Oficial de Ingenieros de Minas del Sur hemos hecho llegar a las más altas instancias de la Junta un informe analizando las carencias que sufrimos y sugiriendo soluciones. Seguimos abiertos a colaborar con la Administración dentro de un marco constructivo y cordial, pero necesitamos comprobar que, además de buena voluntad, se van realizando los ajustes necesarios para sacar el máximo partido a la oportunidad actual.

Articulo escrito po Felipe Lobo Ruano es decano del Colegio Oficialde Ingenieros de Minas del Sur

Fuente de la noticia: https://sevilla.abc.es/